jueves, 9 de febrero de 2012

La otra (o el otro)

Para ser infiel, hay un cómplice que ayuda a cometer la infidelidad: la o el amante. Es la persona que prestó su afecto y su cuerpo para entablar una relación con su pareja. Esta persona, comúnmente, sólo piensa en sí misma y en la satisfacción de sus intereses y deseos. En la mayoría de los casos son personas egoístas, que no manejan valores y han tenido experiencias sexo genitales previas con otras personas; buscan una seguridad afectiva y económica en personas que tienen ingresos estables y difícilmente se comprometen con la pareja con quien entablan la relación. Suelen usar el chantaje afectivo y tomar actitud de víctima. 
En ocasiones hay personas que caen en ser amantes por el engaño. No conocen realmente a la pareja que escogen y cuando se dan cuenta de que ya tienen pareja están muy comprometidos con la persona infiel como para sentirse capaces de separarse de él o ella. 
Ya sea de una u otra forma, la reflexión como pareja debe ir en la linea de que la persona que se comprometió en forjar una relación permanente no es la amante, si no su pareja. El o la amante participaron en el engaño, pero no le prometieron a la persona engañada amor para toda la vida. Quien tiene que responder por ese engaño es el miembro de la pareja que fue infiel. Por ello, eviten desgastarse en pensar en el o la amante. Quien tiende a ser infiel lo puede ser con cualquier persona que se le ponga en frente y preste atención o vea su debilidad y la aproveche. Concéntrense en construir una nueva relación y a forja el carácter que permita superar cualquier otra propuesta de infidelidad futura.

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